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martes, 25 de junio de 2024

El Músico que le Tocó al Diablo, Leyenda

Una leyenda de Durango, México

El Músico que le Tocó al Diablo


Esta leyenda, considerada como una auténtica historia de terror, tuvo lugar en Durango a principios del siglo XX. El protagonista, el profesor Arturo Lugo, era un director de orquesta muy famoso cuya música, se decía, era tan deleitosa que hasta el mismo diablo se rindió ante su arte. A continuación, te contamos esta inquietante historia que mezcla talento, arrogancia y un encuentro con lo sobrenatural.


Un Director Arrogante


El profesor Arturo Lugo dirigía la orquesta duranguense con gran prestigio. Su agrupación había ganado un certamen en el que se premiaba a la mejor organización musical del norte del país, compitiendo contra orquestas de Sinaloa, Coahuila, Chihuahua y, por supuesto, Durango. Este triunfo hizo que Arturo se sintiera invencible, aumentando sus tarifas considerablemente. A pesar de sus altos costos, los clientes seguían buscándolo, convencidos de que valía cada peso invertido en el.


Lugo, sin embargo, tenía una condición: solo se presentaba en eventos de alta sociedad. Despreciaba las rancherías y los lugares públicos con mucha gente, a menos que el gobernador le garantizara una suma considerable para hacerlo. Esta actitud arrogante fue el preludio de su encuentro con lo desconocido.


Una Visita Inesperada


Una fría noche de invierno, a las 12 de la madrugada, alguien llamó a la puerta de Don Arturo. Extrañado por la hora, se levantó rápidamente para atender. Al abrir, se encontró con un forastero de gran estatura, vestido elegantemente con ropas negras. El hombre entró, se quitó la capa y el sombrero, y con una mirada penetrante, le dijo:


– Me han dicho que su orquesta es la mejor. Es por ello que deseo contratarlos para que vengan a tocar a mi casa. En este papel encontrará la fecha y dirección del evento y en el costal hallará su pago.


Sin dar tiempo a que Arturo respondiera, el extraño dio media vuelta y salió. Lugo, intrigado, abrió el costal y encontró monedas de oro. Recordó las leyendas de Durango sobre un hombre que aparecía en las noches para llevarse las almas de los pecadores al infierno, pero desechó la idea como una coincidencia.


La Noche del Concierto


El día acordado, Arturo reunió a sus músicos y los condujo a la dirección indicada. Según algunas versiones, cruzaron media ciudad; según otras, solo un pequeño puente. Al llegar, se encontraron con una lujosa residencia, la más majestuosa en la que habían estado. Los invitados, aunque finos y elegantes, no eran conocidos en Durango.


La orquesta comenzó a tocar y, como nunca antes, su música cautivó a los asistentes. Durante un descanso, Arturo decidió probar el banquete y socializar. De pronto, vio a su compadre, a quien no veía desde hacía mucho tiempo. Sorprendido, se acercó y le preguntó:


– Compadre, ¿qué anda haciendo por aquí? No me diga que ya nos hará compañía.


Arturo le contó lo sucedido y su compadre, con un tono grave, le respondió:


– Compadre, váyase cuanto antes. Este es el baile de los condenados, personas que ya han muerto y no fueron al cielo. Yo morí hace 5 años y fui al infierno. Nos obligan a bailar y reír para luego recibir nuestro verdadero castigo. Váyase de una vez, o después usted nos hará compañía en el infierno.


La Huida Desesperada


Sin necesitar más explicaciones, Arturo reunió a sus músicos y huyeron de la fiesta. Mientras se marchaban, los invitados comenzaron a retorcerse de dolor, mostrando rostros de terror y tormento. Antes de salir, Arturo vio al misterioso hombre y notó que tenía una pata de caballo y otra de cerdo. Era el diablo, burlándose de él.


El grupo escapó y, ya a salvo, Arturo recordó que había dejado su violín en la fiesta. No regresaron hasta la mañana siguiente, cuando encontraron la residencia transformada en una casa abandonada. Allí, el desolado violín esperaba por Arturo.


El Fin de la Orquesta


Desde ese día, la suerte de la orquesta cambió drásticamente. La fama y el éxito se desvanecieron, y el maestro Lugo terminó sus días en la miseria. La leyenda del músico que le tocó al diablo perdura, recordándonos que el orgullo y la arrogancia pueden llevarnos a encuentros aterradores y destinos trágicos.


Este relato de terror no solo es una advertencia sobre los peligros de la vanidad, sino también una muestra del rico folclore de Durango, donde lo sobrenatural y lo cotidiano se entrelazan para crear historias que cautivan e inquietan a sus oyentes.


Espero te haya gustado esta leyenda, pero no te vayas, quédate a leer la leyenda del padre sin cabeza



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