La Gripe Española de 1918 en El Salvador: Respuesta Estatal, Filantropía y el Impacto en la Sociedad
En 1918, la Gripe Española irrumpió en El Salvador en medio de un panorama político convulso y una institucionalidad sanitaria aún en ciernes. Este evento puso a prueba la capacidad de respuesta del Estado, reveló la fragilidad de la atención médica pública y evidenció el peso de la filantropía como mecanismo de salvación para las clases más vulnerables. Este artículo se sumerge en la historia de esta pandemia en el país centroamericano, analizando el papel de la prensa, la respuesta del gobierno y la movilización social ante una crisis de salud sin precedentes.
Contexto Histórico: La Dinastía Meléndez-Quiñónez y la Sociedad Salvadoreña
En 1918, El Salvador se encontraba bajo el dominio de la Dinastía Meléndez-Quiñónez, una élite oligárquica que gobernó de forma ininterrumpida entre 1913 y 1931. Tras el asesinato del presidente Manuel Enrique Araujo en 1913, los Meléndez y Quiñónez asumieron el poder, consolidando una estructura política caracterizada por el autoritarismo y el control familiar. Este régimen enfrentó la pandemia con un sistema sanitario caritativo, sostenido más por la filantropía que por políticas de salud pública.
El país, predominantemente rural, tenía una red de hospitales gestionados por la beneficencia y algunas órdenes religiosas. La creación del Consejo Superior de Salubridad en 1900 supuso un primer paso hacia la institucionalización de la atención sanitaria, pero para 1918 el enfoque seguía siendo reactivo y no preventivo.
El Inicio de la Gripe en El Salvador: De la Marginalidad a la Emergencia Nacional
La Gripe Española ingresó por la región oriental del país, con los primeros casos detectados en San Miguel en agosto de 1918. La prensa de la época, especialmente el Diario del Salvador, presentó inicialmente la enfermedad como un problema menor. Fue hasta finales de ese mes que los reportes comenzaron a incluir cifras alarmantes: 7,000 personas infectadas en San Miguel, seguido de un pico de 15 defunciones diarias.
La epidemia pronto se propagó hacia Usulután, Santiago de María y San Vicente, alcanzando la capital, San Salvador, a inicios de septiembre. La respuesta oficial fue tardía. No fue sino hasta el 16 de septiembre que el Consejo Superior de Salubridad ordenó el cierre de escuelas, teatros y otros espacios públicos, cuando ya la epidemia había alcanzado su punto álgido en varias regiones.
La Prensa y el Discurso de la Salud
El papel de la prensa fue fundamental para visibilizar la crisis sanitaria. Los periódicos como el Diario del Salvador no solo informaron sobre el avance de la enfermedad, sino que también denunciaron la ineficiencia de la respuesta estatal. Los relatos de 25 cadáveres diarios sepultados sin asistencia médica en la capital ilustran el colapso del sistema de salud.
Además, la prensa evidenció la contradicción entre la atención a la salud y la política electoral. La elección presidencial de 1919 dominaba la agenda pública, y la gripe fue utilizada como arma política entre los seguidores de la dinastía gobernante y sus oponentes.
Respuesta Estatal: El Consejo Superior de Salubridad y la Ineficiencia Gubernamental
El Consejo Superior de Salubridad fue la institución responsable de enfrentar la pandemia. Su accionar, sin embargo, fue objeto de críticas por su lentitud e ineficacia. Mientras la enfermedad avanzaba con rapidez, la respuesta oficial se redujo a medidas parciales como la distribución de pastillas de quinina, la apertura de clínicas temporales y la prohibición de desembarques en puertos internacionales.
Para septiembre, se reportó que 254 policías, funcionarios postales y músicos de la Banda de los Supremos Poderes estaban infectados. Esto evidenció la magnitud de la pandemia en la capital. Aun así, la asistencia médica seguía siendo insuficiente, y muchas familias debieron sepultar a sus muertos sin asistencia sanitaria.
La Filantropía Como Pilar de la Atención Sanitaria
Ante la insuficiencia del Estado, la filantropía privada emergió como el principal mecanismo de ayuda. La Sociedad Cruz Roja, el Botón Azul, la Beneficencia Española y familias adineradas lideraron acciones de distribución de medicamentos y alimentos. Farmacias y casas comerciales, como la Casa Olivella y la Casa Baruch, produjeron obleas medicinales para la población.
El Comité de Sanidad y Socorro de Santa Tecla, un modelo de organización local, sobresalió por su eficacia. Este comité, financiado por la Casa Guirola y la Empresa del Ferrocarril, ofreció medicamentos gratuitos y servicios de atención médica en clínicas comunitarias. Su modelo de trabajo intersectorial sirvió de ejemplo para otras localidades.
Impacto en la Salud Pública: Hacia una Nueva Concepción de la Salud
El paso de la gripe española por El Salvador marcó un punto de inflexión en la percepción de la salud pública. Hasta 1918, la salud se entendía bajo la óptica de la filantropía y la caridad, donde las órdenes religiosas, los hospitales de beneficencia y la asistencia de la élite desempeñaban un rol central. La pandemia expuso las limitaciones de este enfoque, evidenciando la necesidad de una política sanitaria pública que garantizara la atención universal.
En la esfera académica, la crisis alimentó la reflexión sobre la medicina social y la salud pública. Se planteó la necesidad de transformar el sistema de beneficencia en un sistema de atención estatal. Para la década de 1950, estas discusiones se materializarían con la creación del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, con la salud reconocida como derecho constitucional.
Conclusiones
La pandemia de gripe española en El Salvador fue un evento de gran magnitud que reveló la fragilidad del sistema sanitario, el peso de la filantropía y la necesidad de una institucionalidad pública eficaz. Los principales puntos críticos de la respuesta a la epidemia pueden resumirse de la siguiente forma:
1. Insuficiencia de la respuesta estatal: La lentitud y falta de previsión del Consejo Superior de Salubridad evidenciaron la debilidad del sistema sanitario.
2. Filantropía y beneficencia: La filantropía privada asumió la mayor parte de la atención, pero esta respuesta fue temporal y paliativa.
3. Impacto en la conciencia pública: La pandemia generó un debate sobre la necesidad de una nueva política de salud pública, cimentando la transición hacia un modelo basado en la prevención y la atención universal.
4. Transformación institucional: La experiencia de 1918 sentó las bases para la creación del Ministerio de Salud Pública en 1950, marcando la transición de un enfoque caritativo a uno estatal.
La historia de la gripe española en El Salvador no solo ilustra la fragilidad de un sistema de salud en formación, sino también la capacidad de la sociedad civil para organizarse ante la adversidad. La pandemia de 1918, al igual que las de épocas más recientes, deja una lección clara: la salud pública debe estar en el centro de la política estatal, y su atención no puede depender de la buena voluntad de terceros.
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Fuente: Diario Oficial de El Salvador, Diario del Salvador, www.upo.es/revistas