El Salvador y su Propio Chernóbil
Introducción
El Salvador vivió uno de los peores accidentes radiológicos de América Latina en 1989. En el municipio de Soyapango, una serie de errores humanos y fallos en los sistemas de seguridad resultaron en la exposición letal a la radiación de tres trabajadores, con consecuencias fatales para uno de ellos. Este incidente, que ha sido comparado con el desastre de Chernóbil en su gravedad, dejó profundas lecciones sobre la seguridad nuclear y la importancia de la formación adecuada en el manejo de materiales radiactivos.
Contexto Histórico y Lugar del Incidente
En 1989, El Salvador estaba inmerso en una guerra civil que afectaba la infraestructura y los servicios básicos del país. Los cortes de energía eléctrica eran frecuentes y afectaban a muchas industrias, incluida la farmacéutica Delmed, ubicada en Soyapango. Delmed era una empresa con capital salvadoreño que manufacturaba soluciones intravenosas y bolsas colectoras de sangre y orina, utilizando un irradiador de Cobalto-60 para esterilizar sus productos médicos.
La Noche del Accidente
El Operador en Turno
Francisco Santiago Roque Tobar, un joven de 25 años, era el operador en turno la noche del accidente. Su jornada comenzó a las 6:00 p.m., y como era habitual, tuvo que lidiar con los cortes de energía que aquejaban al país. En las primeras horas del domingo 5 de febrero, Roque Tobar tomó un descanso para tomar café y regresó a su puesto alrededor de las 2:00 a.m. Al volver, encontró un problema técnico que desencadenaría una serie de eventos catastróficos.
La Instalación y el Sistema de Irradiación
La instalación de Delmed contaba con un bastidor móvil que sostenía lápices de acero inoxidable con Cobalto-60, un metal radiactivo que emite rayos gamma. Este sistema, provisto por Atomic Energy of Canada Limited (más tarde Nordion International Inc.), se utilizaba para esterilizar productos médicos. El modelo de irradiador JS6300 estaba ubicado en una cámara de irradiación donde los productos se colocaban dentro de cajas de fibra de vidrio y pasaban frente a la fuente de radiación.
El bastidor que portaba las fuentes era una estructura rectangular de unos 63 cm de ancho por 96 cm de alto y sostenía lápices con material radiactivo. Este se elevaba de un tanque de agua para irradiar los materiales. Cuando la fuente se encontraba en la piscina, el agua absorbía la energía, permitiendo el ingreso seguro del personal a la cámara.
La Serie de Fallos
El Fallo Inicial
El accidente comenzó con un fallo en el sistema de pistones, lo que provocó que se colocaran cinco cajas de fibra de vidrio en el espacio destinado para cuatro. Esto deformó las cajas y bloqueó el movimiento del bastidor, que quedó atascado en posición de irradiación.
La Respuesta del Operador
Roque Tobar, identificado como el trabajador A en informes, escuchó la alarma que indicaba movimiento de la fuente y una luz verde que señalaba la posición segura. Sin embargo, al no poder detener la sirena desde el tablero de control, subió al techo de la instalación y manipuló el mecanismo de elevación sin éxito.
El acceso a la cámara de irradiación debía estar asegurado por un sistema monitoreado, el cual había sido modificado, anulando un importante mecanismo de seguridad. Los empleados habían desarrollado métodos informales para abrir la puerta, como presionar repetidamente los botones del monitor o usar un cuchillo.
Ingreso a la Cámara de Irradiación
Roque Tobar desconectó la energía eléctrica y esperó 30 minutos antes de ingresar. Con una linterna, examinó los pistones y manipuló los contenedores, intentando bajar el bastidor sin éxito debido a su peso. Llamó entonces a dos compañeros, identificados como los trabajadores B y C, para ayudarle.
Las Consecuencias Inmediatas
La Falta de Conocimientos
El físico salvadoreño Napoleón Melara, parte del equipo de atención a la emergencia, explicó que Roque Tobar no tenía pleno conocimiento sobre la radiación. Creía erróneamente que el riesgo se disiparía en el aire tras cortar el suministro eléctrico. La radiación de un irradiador de Cobalto-60, sin embargo, es constante.
Exposición a la Radiación
Al ingresar a la cámara, los trabajadores se expusieron a altos niveles de radiación. La dosis recibida por Roque Tobar fue extremadamente alta: 75,000 veces mayor que una radiografía de tórax para sus pies, 31,000 veces para su cuerpo y 7,500 veces para su cabeza.
Tratamiento y Resultados
Diagnóstico Erróneo
Inicialmente, los tres trabajadores fueron diagnosticados con intoxicación alimentaria en el Hospital 1° de Mayo del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS) y dados de alta. Sin embargo, al noveno día, el deterioro en la salud de Roque Tobar fue evidente, lo que llevó a trasladarlos al Hospital Ángeles del Pedregal en Ciudad de México para un mejor tratamiento.
Tratamiento Especializado
En México, los afectados recibieron tratamiento de médicos del Laboratorio Nacional Oak Ridge de los Estados Unidos. A pesar de los esfuerzos, Roque Tobar murió seis meses y medio después debido a una neumonía desarrollada por la exposición a la radiación.
Análisis del Accidente
Falta de Capacitación y Seguridad
El informe de la Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) reveló que los trabajadores tenían un entrenamiento “informal y oral”, inadecuado para manejar una instalación de alto riesgo. Este accidente podría haberse evitado con un entrenamiento adecuado y un respeto estricto a las normas de seguridad.
Medidas de Seguridad Insuficientes
El estado de la instalación de Delmed fue descrito por la OIEA como “espera de un accidente”. Problemas similares habían ocurrido en otros países, y el proveedor canadiense había recomendado cubrir el irradiador con una placa de acero inoxidable, medida que no se implementó en Delmed debido a los costos y al aumento en el tiempo de irradiación que esto implicaba.
Impacto y Lecciones Aprendidas
Publicación de Informes
El accidente llevó a la publicación de un documento de 112 páginas por la OIEA, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), titulado “The Radiological Accident in San Salvador”. Este informe fue publicado en varios idiomas para difundir las lecciones aprendidas a nivel mundial.
Mejora en las Normas de Seguridad
El accidente subrayó la necesidad de mejorar las normas de seguridad y la formación del personal en instalaciones de irradiación. También resaltó la importancia de contar con sistemas de seguridad adecuados y en funcionamiento, y de no subestimar los riesgos asociados con la radiación.
Conclusión
El accidente radiológico de Soyapango en 1989 es un trágico recordatorio de los peligros de la radiación y la importancia de la seguridad y la capacitación adecuada. La negligencia y la falta de conocimiento llevaron a la muerte de un trabajador y a la exposición grave de otros dos. Las lecciones aprendidas de este incidente han sido fundamentales para mejorar las normas de seguridad en todo el mundo y prevenir futuros accidentes similares.
Espero te haya gustado este interesante artículo, pero ya que hablamos de Soyapango, pues te invito a leer sobre la empresa norteamericana que opero en ese mismo municipio; si la Texas Instruments y puedes leer sobre ella aquí.