El Niño de la Morgue: Una Historia de Misterio y Terror

El Niño de la Morgue: Una Historia de Misterio y Terror


En la silenciosa morgue de un hospital, los vivos y los muertos comparten un espacio peculiar. Aquí, en medio de cuerpos sin vida y el constante trabajo de prepararlos para su último viaje, se esconden historias que pocos se atreven a contar. Esta es la historia de don Alberto, un hombre que ha pasado su vida trabajando en este lúgubre lugar, y la sorprendente experiencia que vivió en una noche que cambió su destino para siempre.


La Rutina del Morguero


Hace años que trabajo en la morgue del hospital. Ya estoy algo viejo y cansado. He visto llegar cuerpos de amigos y, por desgracia, también me ha tocado recibir a parientes. Hoy me siento más agotado que de costumbre. Atendí solo a tres cadáveres: un niño y dos adultos. Siempre les hablo y converso con ellos mientras los preparo, como cuando uno charla con el peluquero.


Un Encuentro Familiar


Terminé mi turno y me despedí del guardia. Su rostro me resultó familiar, tal vez ya lo había visto en otra ocasión. Me dijo: «¡Que le vaya bien, don Alberto! ¡Descanse y nos vemos pronto!». Le respondí con un adiós, haciéndole señas con la mano, y me enfilé hacia la calle en la incipiente oscuridad.

El Niño de la Morgue: Una Historia de Misterio y Terror

Como mencioné antes, estaba cansado. Vivo a unas cuadras del trabajo, así que suelo irme caminando a mi casa. Para ello, atravieso un sitio recreativo que se encuentra frente al nosocomio. Es un bello lugar, bien iluminado, donde casi siempre hay gente. Algunas personas me saludan cordialmente, como si me conocieran desde hace mucho.


El Niño del Parque


Al cruzar el parque, diviso a un niño jugando con una pelota. Pasa frente a mí y me regala una sonrisa. Siento un repentino dolor en el brazo izquierdo y una leve punzada en la cabeza, pero aun así le devuelvo el gesto. Con algo de taquicardia, me acomodo en una banca para recuperar el aliento. La gente me observa con atención mientras intento calmarme. En ese momento, el pequeño se acerca y me dice:


— ¿Se siente bien, don Alberto? —pregunta el chiquillo—. ¡Lo veo muy pálido!


— ¿De dónde me conoces, hijo? —inquiero, sorprendido.


—Usted fue muy amable conmigo. ¿Lo recuerda? Hace poco me atendió. Me contó que tiene un nieto de mi edad, un chico que vive en Zacatecas con su hija y su yerno.


Al instante, un escalofrío heló mi cuerpo. Es el inocente que había preparado horas antes en la morgue.


La Revelación


— ¿Qué haces aquí? ¡Tú estás muerto! —le digo, un tanto nervioso.


—Solo quería saludarlo. Vinimos por usted. Deseamos acompañarlo.


—¿Quiénes? ¿A qué te refieres? —cuestiono, levantando la vista. Es cuando noto que varias personas del parque visten de blanco y me miran sonrientes desde la distancia.

El Niño de la Morgue: Una Historia de Misterio y Terror

—Así es, don Alberto, —continúa el angelito—. Queremos agradecerle su gentileza porque siempre tuvo un trato especial para nosotros. Algunos teníamos miedo y usted nos atendió con mucho respeto, como si estuviéramos vivos. Su ayuda nos permitió avanzar hacia la luz y hoy deseamos guiarlo en su nuevo camino. No tema, relájese y acompáñenos; pronto conocerá la verdadera paz.


El Abrazo Final


Al escuchar esas palabras, siento un gran sosiego en mi alma. De repente, todos me abrazan, me levantan y nos dirigimos a un lugar de bellos fulgores, donde seguramente me aguarda el paraíso.


Epílogo


Al día siguiente, los periódicos publicaron una nota: «Hombre sufre un paro cardíaco en el parque. Muere recargado en una banca con una sonrisa en el rostro».


Conclusión


La historia de don Alberto y el niño de la morgue nos recuerda que, incluso en los lugares más oscuros y sombríos, puede haber destellos de humanidad y consuelo. El respeto y la bondad hacia los demás, incluso en la muerte, pueden traer paz a las almas que deambulan entre nosotros. Y así, en esa noche misteriosa, don Alberto encontró su propio camino hacia la luz, guiado por aquellos a quienes él había ayudado a encontrar la suya.


Espero te haya gustado el relato y si así fue, lee también sobre la Maldición del Trailero



Créditos: Mundo Oculto