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lunes, 17 de junio de 2024

El Susurro del Columpio Abandonado

El relato de terror del columpio abandonado

El Susurro del Columpio Abandonado


Un Pueblo con Historia


En el pintoresco pueblo de Suchitoto, en el departamento de Cuscatlán, El Salvador, existe un rincón olvidado que una vez fue el corazón de las risas y juegos de los niños. Este parque, rodeado de montañas y bosques, ahora yace en silencio, sus estructuras oxidadas y su maleza crecida cuentan historias de un pasado más alegre. Entre los restos del parque, destaca un columpio de madera que cuelga de una estructura metálica, balanceándose suavemente con el viento, como si recordara los ecos de los tiempos felices.


El Parque Olvidado


Diego, un niño de ocho años, escuchaba con fascinación las historias que su abuela le contaba sobre el parque. En su juventud, ella y otros niños del pueblo jugaban en ese mismo lugar hasta el anochecer. Diego, intrigado por aquellos relatos de un tiempo que nunca conoció, decidió un día explorar el parque por sí mismo. Y sin decirle a nadie, se aventuró hasta el rincón olvidado del pueblo, empujado por una mezcla de curiosidad y nostalgia.


El sol comenzaba a ponerse cuando Diego llegó al parque. Un silencio inquietante envolvía el lugar, roto solo por el crujido ocasional de las ramas y el susurro del viento. Diego se acercó al columpio y, con esfuerzo, se sentó en él. Cerró los ojos e imaginó las risas y juegos que alguna vez llenaron el aire de aquel olvidado lugar.


El Encuentro Misterioso


De repente, una fría brisa acarició su cuello y abrió los ojos. Frente a él, parado a pocos metros, había otro niño. Pálido, con ropa antigua y ojos tristes, el niño dijo con voz apenas audible:


—Hola, ¿quieres jugar conmigo?


Diego, aunque asustado, no pudo evitar sentir una extraña empatía por el niño. —¿Quién eres? —le preguntó.


—Me llamo Andres —respondió el niño—. Solía jugar aquí hace mucho tiempo, pero un día me fui y nunca pude regresar.


Diego no entendía del todo lo que Andres quería decir, pero algo en sus palabras lo llenó de tristeza. —¿Estás solo?


Andres asintió, su figura parecía desvanecerse y reaparecer con cada soplo de viento. —Estoy atrapado aquí, esperando que alguien venga a jugar conmigo, le dijo a Diego.


La Búsqueda del Descanso


Diego sintió una mezcla de miedo y compasión. —¿Cómo puedo ayudarte? —preguntó.


Andres señaló un viejo árbol al borde del parque. —Hay algo enterrado allí. Si lo encuentras, podré descansar.


Decidido a ayudar a su nuevo amigo, Diego corrió hacia el árbol. Comenzó a cavar con sus manos, rasgando la tierra dura. Después de un rato, encontró una pequeña caja de madera. La abrió y encontró una foto en blanco y negro de un grupo de niños jugando en el parque, y entre ellos estaba Andres, sonriendo.


Regresó al columpio con la foto en mano, pero Andres había desaparecido. En su lugar, Diego sintió una cálida brisa y una sensación de paz. Supo que Andres finalmente había encontrado descanso.


Revelaciones del Pasado


Diego volvió a casa con la foto y la historia de su encuentro. Su abuela, al verla, reconoció a los niños de inmediato. —Ellos eran mis amigos —dijo, con lágrimas en los ojos—. Andres desapareció un día y nunca lo volvimos a ver, exclamó la abuela de Diego.


El Espíritu en Paz


Desde entonces, el columpio abandonado del parque ya no se balanceaba solo. Cada vez que Diego visitaba el lugar, sentía que el espíritu de su amigo estaba en paz, agradecido por haber sido recordado y liberado del olvido.


El parque, aunque aún envuelto en su halo de misterio, ya no parecía tan desolado. Los recuerdos de Andres y los demás niños permanecieron vivos en el corazón de Diego y su abuela, convirtiéndose en un puente entre el pasado y el presente.


Una Travesía Inolvidable


La historia de Diego y Andres es un recordatorio de la conexión que tenemos con nuestro pasado y cómo los recuerdos, aunque a veces dolorosos, pueden traer paz y resolución. En el pequeño pueblo de Suchitoto, un niño valiente ayudó a un alma perdida a encontrar descanso, recordándonos que los actos de bondad y compasión pueden trascender el tiempo y el espacio. No te vayas aún, lee también sobre el aventón de Diablo que se te gustará. 


Créditos a quien corresponda.

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