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jueves, 13 de junio de 2024

El Misterio del Rancho Perdido

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El Misterio del Rancho Perdido, La Conexión Ancestral


Mi abuelito es una persona dedicada al campo, habiendo consagrado su vida entera a la agricultura, la ganadería y otras actividades relacionadas con el entorno rural. Vive en un hermoso rancho, alejado de la ciudad. Cuando era yo un niño pequeño, mis padres tuvieron que ausentarse por un largo período, por lo que mi abuelito se hizo cargo de mí mientras esperábamos su regreso. Pasé mucho tiempo en su rancho y disfrutaba enormemente de estar allí, pero pronto descubriría que, a pesar de ser un lugar idílico, también escondía grandes y perturbadores misterios.


El Ganado y el Misterio Nocturno


El rancho es bastante extenso; en una parte se encuentra la casa, y frente a ella se extiende un amplio campo de milpa. Todos los días ayudaba a mi abuelito con sus tareas, pero siempre me parecía extraño que, justo antes de las 7 de la tarde, él se apresuraba a meter a su ganado. Invariablemente me pedía que entrara a la casa y que no saliera por ningún motivo, indicándome que a partir de esa hora ya no había nada que hacer en el campo.


Sinceramente, me resultaba muy inquietante, ya que cuando mi abuelito me daba esa indicación, lo notaba visiblemente preocupado y hasta con cierto temor. A pesar de eso, nunca me atreví a preguntarle el porqué de todo eso. Así que, invariablemente, a las 7 en punto, mi abuelito y yo ya estábamos encerrados en la casa.


La Tranquilidad Aparente y el Presagio del Mal


En el rancho de mi abuelito aún no llegaba la electricidad, por lo que a esa hora la mayoría de las veces me aburría al no saber qué hacer, ya que para mí era demasiado temprano. Sin embargo, después de un rato y gracias a la tranquilidad del ambiente, terminaba quedándome profundamente dormido. Así fueron transcurriendo los días, hasta que ocurrió algo realmente escalofriante.


El Viaje Apresurado y el Encuentro con lo Sobrenatural


Recuerdo que era un 13 de mayo y empezamos a preparar las maletas porque debíamos partir hacia Otatitlán, Veracruz, donde vería de nuevo a mis padres y a más familiares. Teníamos que salir de madrugada para llegar temprano. Eran casi las 2:30 de la mañana cuando finalmente abordamos la camioneta. Noté que mi abuelito, por alguna razón extraña, se apresuraba a cargar todo y miraba constantemente a su alrededor con evidente inquietud. 


Justo cuando nos disponíamos a partir, la camioneta no quiso arrancar. De repente, el ambiente se volvió pesado y tenebroso, y en medio de la milpa empezamos a escuchar y ver cómo las plantas se movían y agitaban, como si algún animal se acercara. Al mismo tiempo, se escuchaba como si ese animal se riera y gruñera. Fue entonces cuando comprendí que mi abuelito ya sabía que algo siempre ocurría a esa hora, ya que sacó un crucifijo de entre su ropa y me dijo: "Si no sabes rezar, aquí vas a aprender". También sacó un ojo de venado y lo colocó en una de mis muñecas.


La Protección Ancestral y la Revelación del Mal


Después de todo esto, mi abuelito me dijo: "No tengas miedo". Sinceramente, no sentí miedo en ese momento y noté que mi abuelito tampoco. Más bien, parecía que él ya estaba familiarizado con lo que estaba sucediendo. Entonces, mi abuelito comenzó a rezar la Magnífica y el Padre Nuestro. Yo, con dificultad, seguía repitiendo todos sus rezos, ya que no me los sabía del todo. Les juro que mientras rezábamos, claramente entre la milpa se escuchaba como ese "animal" se quemaba y se quejaba de dolor, soltando unos gritos horripilantes acompañados de gruñidos.


A pesar de que mi abuelito me decía que no alzara la vista ante cualquier cosa extraña, mi curiosidad fue más fuerte. Decidí levantar la mirada para ver qué era esa cosa que se quejaba. Cuando logré ver entre la milpa, me encontré con una figura aterradora. Era muy grande, calculo que casi dos metros, pero lo más extraño es que era una criatura como una combinación entre un perro y una persona.


Esa criatura dio un gran salto hacia una zanja cercana y se fue corriendo hasta que desapareció. En ese momento, no entendía nada de lo que había pasado. Sin embargo, cuando crecí, mi familia me contó que mi abuelo y gran parte de la familia tienen el "don" de ver cosas, y que mi hermano y yo también nacimos con ese don. En ese momento entendí por qué mi abuelo siempre me protegía cuando estaba en su rancho.


Después de tanto tiempo, comprendí que aquello que vi con mi abuelo era un nahual que nos quería hacer daño, y que gracias a la protección ancestral de mi abuelito, logramos escapar ilesos de esa terrible experiencia.


De nuevo espero te haya gustado el artículo, pero ¿Sabes qués es un nahual? Lee sobre ello en: El poder del nahualismo.


Historia de Alejandro L.


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