Texas Instruments (TI) fue una empresa multinacional estadounidense que se dedicaba a la fabricación de componentes electrónicos, especialmente semiconductores y circuitos integrados. TI inició sus operaciones en El Salvador en 1974, instalando una planta en el municipio de Soyapango, al oriente de San Salvador. La planta empleaba a unos 2.000 trabajadores, en su mayoría mujeres jóvenes, que realizaban tareas de ensamblaje y soldadura de los productos.

El cierre de la empresa TI se produjo en el marco del conflicto armado que vivía El Salvador desde finales de la década de 1970, cuando se intensificaron las acciones guerrilleras y las represiones militares contra la población civil. El conflicto se originó por las profundas desigualdades sociales y económicas, la falta de democracia y la violación de los derechos humanos que caracterizaban al país.

La empresa TI fue objeto de varios ataques por parte de la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), que buscaba afectar los intereses económicos y políticos de Estados Unidos en El Salvador. Estados Unidos apoyaba al gobierno salvadoreño con asesoría militar y financiera, y consideraba a El Salvador como un aliado estratégico en la región para contener el avance del comunismo.

El cierre definitivo de la empresa TI se anunció el 25 de octubre de 1985, después de que un comando guerrillero atacara e incendiara las instalaciones de la planta el 10 de octubre del mismo año. El ataque causó daños materiales estimados en unos 50 millones de dólares y dejó sin empleo a los 2.000 trabajadores.

La empresa TI argumentó que el cierre se debía a la inseguridad y la violencia que imperaban en el país, así como a la baja rentabilidad y competitividad de sus operaciones en El Salvador. Sin embargo, algunos analistas señalaron que el cierre también respondía a una reestructuración global de la empresa, que buscaba reducir costos y trasladar su producción a países con mejores condiciones económicas y tecnológicas.

El cierre de la empresa TI tuvo un impacto negativo en la economía salvadoreña, ya que significó la pérdida de una importante fuente de divisas, empleo e inversión extranjera directa. Además, afectó a los trabajadores y sus familias, que se vieron obligados a buscar otras alternativas de ingreso en un contexto de crisis y escasez.

El cierre de la empresa TI fue un hecho histórico que reflejó las tensiones políticas, sociales y económicas que vivía El Salvador durante el conflicto armado. La empresa TI fue una víctima más de la violencia que azotaba al país, pero también una muestra de los intereses y contradicciones que existían entre los actores nacionales e internacionales involucrados en el conflicto.

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