La Historia de la Aviación en El Salvador: Desde Hidroaviones en el Lago de Ilopango Hasta los Aeropuertos Modernos
La historia de la aviación en El Salvador es un relato fascinante de innovación, tenacidad y progreso, donde el ingenio superó la falta de infraestructura en un país que aún no contaba con aeropuertos modernos. Antes de que existieran pistas de aterrizaje y terminales internacionales, las tranquilas aguas del lago de Ilopango se convirtieron en la puerta de entrada para los "poderosos hidroaviones" que conectaban al país con el mundo. Este artículo explora los primeros pasos de la aviación en El Salvador, desde los vuelos pioneros hasta el desarrollo de los aeropuertos que conocemos hoy.
Los Primeros Pasos de la Aviación en el Mundo y en El Salvador
En diciembre de 1903, los hermanos Wright marcaron un hito histórico al lograr el primer vuelo controlado de un aeroplano en Kitty Hawk, Carolina del Norte. Este evento dio inicio a una era de progreso acelerado en la aviación. Apenas nueve años después, el 2 de mayo de 1912, los cielos de El Salvador fueron surcados por primera vez por un avión. El piloto francés François Durafour, al mando de un Deperdussin con motor Gnome de 50 caballos de fuerza, llegó desde Guatemala y realizó demostraciones aéreas en el Campo Marte, hoy conocido como Parque Infantil.
Por otra parte, Julio Yúdice, el primer piloto salvadoreño, no solo dominó los cielos, sino que también diseñó su propio avión en 1913, construyendo la estructura en los talleres Tinetti de San Salvador. Su pasión y esfuerzo pionero se vieron truncados por un accidente que destruyó su aeronave, llevándolo a abandonar la aviación.
La Donación Mexicana y el Crecimiento de la Aviación Militar
En 1917, México donó a El Salvador dos aviones TNCA Serie “A”, junto con una estación inalámbrica, marcando un impulso significativo para la aviación local. Estos aviones fueron utilizados para entrenamiento en la Escuela Politécnica. Ese mismo año, Humberto Aberle, graduado en la "Radwood Aviation School" en California, se convirtió en el segundo piloto salvadoreño y realizó importantes vuelos que consolidaron el interés del país en el desarrollo de la aviación.
En 1923, se creó la Flotilla Aérea Salvadoreña, que sirvió como precursora de la actual Fuerza Aérea Salvadoreña, sentando las bases de una institución dedicada a la aviación militar y civil.
La Sociedad Aeronáutica y los Primeros Hidroaviones
El interés por la aviación creció con la fundación de la Sociedad Aeronáutica Salvadoreña en 1921. En 1925, la Compañía de Hidroaviones de Colombia propuso al gobierno salvadoreño establecer una estación de acuatizaje en el lago de Ilopango. Los hidroaviones, capaces de transportar 10 pasajeros y carga postal, ofrecían un tiempo de viaje sin precedentes: solo 36 horas desde San Salvador a Estados Unidos.
Ese mismo año, el aviador salvadoreño Eduardo Perdomo Herrera acuatizó en el lago de Ilopango, pilotando un hidroavión Hispano Suiza con una autonomía de ocho horas de vuelo. La llegada de hidroplanos al país marcó una nueva era en las comunicaciones internacionales, conectando a El Salvador con el norte y sur del continente.
El Aeródromo de Ilopango: El Primer Paso hacia la Modernidad
Ante la falta de instalaciones para aeronaves, se preparó un campo de aterrizaje cerca de Ilopango en la década de 1920. Este lugar se convirtió en la base de operaciones para vuelos locales e internacionales. En 1930, con la llegada de dos trimotores de Pan American Airways, Ilopango fue declarado el primer aeropuerto de Centroamérica, consolidando su importancia estratégica en la región.
Durante las décadas de 1940 y 1950, el aeropuerto de Ilopango experimentó importantes ampliaciones, incluyendo la construcción de hangares y un bulevar de acceso. También se introdujeron aviones agrícolas para combatir plagas, demostrando la versatilidad de la aviación en beneficio del desarrollo agrícola del país.
La Construcción del Aeropuerto Internacional Monseñor Romero
A medida que el tráfico aéreo aumentaba, se tomó la decisión de construir un nuevo aeropuerto para el tráfico internacional. En 1979 se completó la construcción del Aeropuerto Internacional de El Salvador, inaugurado oficialmente en 1980. Este moderno aeropuerto, ahora conocido como Monseñor Óscar Arnulfo Romero, se convirtió en el principal centro de conexiones aéreas del país, mientras Ilopango quedó relegado a vuelos privados, oficiales y de carga.
El Legado de la Aviación en El Salvador
La historia de la aviación en El Salvador es un testimonio de la capacidad del país para adaptarse a los desafíos y abrazar la modernidad. Desde los improvisados campos de aterrizaje en Ilopango hasta la llegada de hidroaviones que surcaron las aguas del lago, la aviación se convirtió en un símbolo de progreso y conexión con el mundo.
Hoy, el Aeropuerto Internacional Monseñor Romero y las instalaciones en Ilopango son recordatorios vivos de una época en la que la innovación y el espíritu pionero llevaron a El Salvador a los cielos. La aviación salvadoreña no solo transporta pasajeros y carga, sino que también lleva consigo la historia de un pueblo que siempre ha buscado superar sus propios límites.
Este relato histórico no solo honra a los pioneros que surcaron los cielos salvadoreños, sino que también nos invita a reflexionar sobre el impacto transformador de la aviación en la construcción de un país más conectado y moderno; pero no te vayas aún, lee también sobre la historia de la mina El Divisadero en Morazán.