Parque Cuscatlán: Corazón Verde e Histórico de San Salvador
Un Viaje desde la Hacienda San Diego hasta el Pulmón Revitalizado de la Capital Salvadoreña.
Imagínese un tiempo, a principios del siglo XX, donde el bullicio de San Salvador apenas susurraba en los límites de unos terrenos que pronto se convertirían en un emblema. Allí, donde la ciudad aún no se atrevía a extender sus brazos por completo, nacería un espacio destinado a ser testigo y protagonista de la transformación urbana y social: el Parque Cuscatlán. ¿Cómo surgió este oasis en medio del creciente asfalto? Su historia es un reflejo fascinante del propio San Salvador.
El Nacimiento de un Ícono Urbano en una Ciudad en Expansión
San Salvador en los Años 30: Vientos de Cambio y Crecimiento
Las primeras décadas del siglo XX encontraron a San Salvador en plena efervescencia. La ciudad, vibrante y en crecimiento, empezaba a desbordar sus límites tradicionales. La década de 1930 fue particularmente crucial, marcando una expansión significativa hacia el poniente, norte y sur. Fue en este contexto de modernización y desarrollo que se concibió la idea del Parque Cuscatlán. Su construcción no fue un hecho aislado; coincidió con la aparición de infraestructuras clave que redefinirían el mapa capitalino:
- La Alameda Roosevelt, una arteria vital que conectaría con Santa Tecla.
- El imponente Hospital Militar.
- La ampliación de la Calle Arce (conocida entonces como "calle del Hospital").
- La edificación de la Colonia y el Estadio Flor Blanca (hoy Estadio Nacional Jorge "Mágico" González).
- El surgimiento de nuevas áreas residenciales como las colonias Escalón, Guadalupe, Santa Eugenia, Modelo, Manzano, América, Harrison, Mugdan y el Barrio San Miguelito.
El historiador Gustavo Herodier, en su obra "San Salvador, el esplendor de una ciudad 1880-1930", señala esta década como un punto de inflexión. El antiguo corazón de la capital comenzaba a ceder protagonismo ante el nuevo dinamismo urbano. La inauguración de la torre del reloj municipal en 1930 simbolizaba el inicio de una nueva era, una etapa donde la ciudad, aunque quizás menos "esplendorosa" en el sentido clásico, se preparaba para los desafíos y el crecimiento del siglo XX.
De Hacienda a Terreno Hospitalario: Los Orígenes del Predio
Antes de ser parque, el terreno formaba parte de la histórica Hacienda San Diego. Los registros la describen como un lugar que ofrecía servicios de caballeriza y potrero a los viajeros que llegaban a San Salvador, administrada por don Manuel Melara.
Según profundiza el historiador Carlos Cañas Dinarte, esta hacienda perteneció al acaudalado banquero José Rosales. Rosales, quien incluso tuvo una fugaz presidencia en 1885, legó parte de su fortuna antes de morir en 1891 para la construcción del hospital que hoy lleva su nombre, el Hospital Rosales, inaugurado en 1902. Los terrenos del hospital, explica Dinarte, se extendían originalmente hasta el área que ocupa el parque actual. De hecho, una parte de estos terrenos se habilitó con camas al aire libre, delimitadas por una baranda, para atender a pacientes con tuberculosis, buscando los beneficios del aire fresco.
Esta separación física entre el hospital principal y el área para tuberculosos se acentuó en 1934 con la construcción de la "Doble Vía" (precursora de la actual Alameda Roosevelt), diseñada para facilitar el acceso al recién construido Hospital Militar y al Estadio Nacional de la Flor Blanca. Esta vía, más tarde, también conectaría con la Plaza Las Américas (hoy Plaza Salvador del Mundo).
La Construcción y Bautizo de un Legado Verde
Edificando un Sueño: Tres Años de Esfuerzo y Técnica
La transformación del terreno en parque fue una empresa significativa para la época. Los trabajos, a cargo de la Junta de Fomento de San Salvador, comenzaron en 1936 y se extendieron por tres años. La inversión superó los 80,000 colones, una suma considerable en aquel entonces. El gobierno de la época, bajo la dictadura de Maximiliano Hernández Martínez, enfatizaba su política de finalizar las obras iniciadas, "cueste lo que cueste", como declaró el Ministro de Gobernación en la inauguración.
El ingeniero Antonio Perla fue el encargado de la construcción, y su labor fue elogiada por sus colegas contemporáneos. Un artículo de LA PRENSA GRÁFICA, publicado días después de la apertura, recogía testimonios de ingenieros que calificaban la obra como "técnica de inmejorables condiciones" y destacaban el "esmero y atinada dirección" del ingeniero Perla. Comparando fotografías antiguas del lugar con el resultado final, era evidente, según el artículo, que los trabajos habían sido "arduos y ostensibles".
1 de Marzo de 1939: Una Inauguración con Sello de Época
El parque fue inaugurado oficialmente el 1 de marzo de 1939. La fecha no fue casual; coincidió con la toma de posesión para un nuevo mandato del General Maximiliano Hernández Martínez (quien gobernó hasta la huelga de brazos caídos de 1944) y se aprovechó para inaugurar simultáneamente otras obras importantes en la capital y el país.
Aunque Martínez no estuvo presente, el Ministro de Gobernación, General José Tomás Calderón, inauguró el parque en nombre del gobierno, destacándolo como una de las "tres nuevas obras importantes que se ponen al servicio público en esta fecha memorable para la Nacionalidad Cuscatleca". Las otras dos obras inauguradas ese día fueron la Avenida Universitaria (proyectada hacia los futuros edificios de la Universidad Nacional) y la Alameda 15 de Septiembre (conectando el Hospital Militar con el Country Club).
¿Por Qué "Cuscatlán"? Un Nombre Cargado de Historia y Significado
El nombre elegido, "Cuscatlán", no fue arbitrario. El Ministro de Gobernación explicó en la inauguración que se escogió "en remembranza de aquel pueblo legendario e históricamente bravo, aguerrido e indomable que capitanearon nuestros grandes caudillos aborígenes Atlacatl".
Esta decisión se enmarcaba también en una política del régimen de Hernández Martínez, como señala Cañas Dinarte, que promovía el uso de los nombres castellanos originales de los lugares, existiendo incluso leyes emitidas desde "San Salvador Cuscatlán".
La elección del nombre resonó profundamente. El mismo día de la inauguración, una columna en La Prensa Gráfica firmada por el seudónimo "Juan Pueblo" glorificaba la decisión:
> Parque Cuscatlán, homenaje de estética urbanística al nombre milenario y glorioso de la patria. [...] Parque de Cuscatlán: ¿Oís, subjetivamente, el vuelo de las flechas entre los balsamares; el ronco clamor de los caracoles militares [...] y el paso cauteloso de los guerreros hacia sus puestos de combate…? [...] Parque de Cuscatlán, ampara en tus boscajes el recuerdo inmaculado de los temerarios caudillos de la nación pipil, que prefirieron la muerte a la esclavitud y a la deshonra.
> (Extracto de la columna de Juan Pueblo, LPG, 1 de marzo de 1939)
Diseño Neoclásico: Un Reflejo de su Tiempo
El diseño original del parque, descrito como neoclásico francés, reflejaba, según la actual Fundación Parque Cuscatlán, "la admiración de la época por el pensamiento europeo". Este estilo buscaba armonía, orden y una estética elegante, integrando naturaleza y diseño paisajístico.
El Parque a Través del Tiempo: Memorias y Transformaciones
El Primer Abrazo: Un Oasis para la Infancia y la Juventud
Desde su apertura, el Parque Cuscatlán se convirtió rápidamente en un imán para los habitantes de la capital, especialmente para los más jóvenes. Un artículo de LA PRENSA GRÁFICA de la época lo describía como "la atracción principal de los niños", viéndose "muy concurrido de infantes de todas las clases sociales". Situado en "la parte alta de la ciudad", ofrecía un espacio para "respirar aire puro y saludable". Era común ver niñeras paseando bebés de las "mansiones elegantes de aquel sector".
El parque vino a llenar una necesidad creciente. Mientras San Salvador se expandía y muchos predios arborizados desaparecían ante la urbanización, las plazas céntricas se sentían pequeñas y el Campo Marte tenía otros usos. El Parque Cuscatlán ofreció, como apunta Cañas Dinarte, un lugar más íntimo para el descanso, el juego y el contacto con la naturaleza, satisfaciendo la necesidad de esparcimiento de una población en aumento.
Ecos del Pasado: Caballos, Sorbetes, Noviazgos y un Cerro Artificial
Con el paso de las décadas, el parque consolidó su rol como punto de encuentro. Adolfo Rosales, hoy octogenario, recuerda con cariño sus visitas entre 1955 y 1969, cuando era estudiante. "Después del colegio, pasaba al parque", rememora, destacando que "siempre fue un lugar atractivo para los estudiantes".
Entre sus memorias vivas están:
- El alquiler de caballos: Por 25 centavos de colón se podía dar una vuelta por el parque, una atracción popular, especialmente para familias de escasos recursos.
- Las golosinas: Ventas ambulantes ofrecían delicias como el sorbete de carretón y las yuquitas fritas.
- Las ruedas mecánicas: Pequeñas atracciones se instalaban en agosto, aunque las más grandes estaban en la feria de Don Rúa.
- El cerrito artificial: En el centro del parque se levantaba un pequeño montículo artificial coronado por un árbol de amate. Rosales recuerda subir allí para observar el panorama. Este elemento original desapareció con remodelaciones posteriores.
El parque también fue escenario de romances y encuentros. El historiador Cañas Dinarte menciona una curiosa anécdota: entre 1986 y 1992, durante la presidencia de Corazón Aquino en Filipinas, el parque fue apodado popularmente "Corazón Aquí No", en un juego de palabras que aludía a su uso como lugar discreto para encuentros sexoamorosos al aire libre.
Refugio en la Adversidad: El Terremoto de 1986
El devastador terremoto del 10 de octubre de 1986, que golpeó duramente a San Salvador, puso a prueba la resiliencia de la ciudad y sus espacios. El Hospital Militar, ubicado justo frente al parque, sufrió daños significativos. El Parque Cuscatlán se convirtió entonces en un refugio vital. Pacientes evacuados fueron instalados en tiendas de campaña dentro del parque y sobre la Alameda Roosevelt. Se improvisaron salas de operaciones al aire libre, y el parque sirvió como base de apoyo logístico, incluso para el hospital móvil enviado por México. Esta situación de emergencia duró aproximadamente un mes.
Escenario de Voces: Punto de Encuentro para la Protesta Social
Desde las décadas de 1970 y 1980, como señala Cañas Dinarte, los alrededores del Parque Cuscatlán se consolidaron como un punto neurálgico para la protesta social. Su ubicación estratégica, al inicio de la Alameda Roosevelt y frente a instituciones importantes, lo convirtió en lugar de concentración y partida para marchas y manifestaciones, un rol que mantiene hasta la actualidad, especialmente en fechas como el Día del Trabajo o el Día de la Independencia.
Renacimiento en el Siglo XXI: El Parque Hoy
Una Inversión Millonaria para el Futuro
Tras años de cierto abandono y deterioro, el Parque Cuscatlán experimentó una profunda transformación. Entre 2017 y 2019, sus 10 manzanas de terreno (aproximadamente 7 hectáreas) fueron intervenidas en un ambicioso proyecto de remodelación. Con una inversión superior a los $20 millones, financiada por la Fundación Howard G. Buffett, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), Glasswing International y la Alcaldía de San Salvador (durante la gestión de Ernesto Muyshondt), el parque fue reinaugurado en septiembre de 2019.
Vida y Actividad: El Parque Cuscatlán Moderno
Desde su reapertura, la gestión y dinamización del parque están a cargo de la Fundación Parque Cuscatlán, en colaboración con la Alcaldía de San Salvador. El objetivo, según Mayu Ferrufino, directora ejecutiva de la Fundación, era crear "un espacio seguro para facilitar la convivencia ciudadana y dar mayor oportunidad a las mujeres y niñas". Hoy, el parque bulle de actividad:
- Infraestructura: Senderos renovados, gimnasio urbano, galería de arte, la Sala Nacional de Exposiciones Salarrué, arenero, fuente interactiva y el Museo Tin Marín para niños.
- Actividades: Alquiler de bicicletas, carritos Berg y un tranvía turístico. Clases gratuitas de baileterapia (muy popular), yoga, parkour. Bicitours urbanos periódicos. Talleres de manualidades y jardinería. Eventos culturales como lanzamientos de libros.
- Horario: Abierto de martes a domingo, desde las 5:00 a.m. hasta la medianoche.
- Naturaleza: Alberga más de 900 árboles de especies nativas y foráneas, haciendo honor a su nombre náhuatl "Cuscatlán" ("lugar de cosas preciosas" o "lugar de joyas").
- Accesibilidad: Se recomienda usar transporte público, taxis o Uber, aunque existe opción de estacionamiento gratuito en el cercano Mercado Cuscatlán.
Más que un Parque: Sellos UNESCO y Mirada al Futuro
El Parque Cuscatlán no es solo un espacio recreativo; es un lugar con memoria y reconocimiento. Alberga el Monumento a la Memoria y la Verdad (dedicado a las víctimas del conflicto armado) y la Sala Nacional de Exposiciones Salarrué, ambos galardonados con el Sello Azul de la UNESCO por su importancia cultural y patrimonial.
Mirando hacia el futuro, la Fundación Parque Cuscatlán aspira a obtener la certificación internacional Green Flag Award, un estándar de excelencia para parques y espacios verdes. "Ojalá esto sea un impulso para que más parques experimenten mejoras", menciona Ferrufino.
Conclusión: Un Legado Vivo en el Corazón de San Salvador
Desde sus orígenes en los terrenos de una antigua hacienda, pasando por su concepción en una era de expansión urbana y su rol cambiante a lo largo de las décadas –refugio infantil, testigo de la historia, escenario de protestas y lugar de memoria–, el Parque Cuscatlán es mucho más que un simple espacio verde. Es un pulmón para la ciudad, un archivo vivo de la historia salvadoreña y un vibrante centro de convivencia ciudadana. Su renacimiento en el siglo XXI asegura que este "lugar de cosas preciosas" continúe siendo un referente fundamental para las generaciones presentes y futuras en el corazón palpitante de San Salvador.
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